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Uno de los primeros chistes que me contaron en la vida fue el ultra-cruento relato de Tamalito.


Tamalito era un nadador promesa (¿les suena?) de la delegación mexicana para los olímpicos de Seúl '88. Tenía un pequeño defecto. Tamalito, como su nombre bien lo indica, era un pequeño bulto bien amarrado. No tenía brazos ni piernas. Y aún así, Tamalito llegó hasta el lugar más importante al que puede aspirar un atleta profesional.
Cuando llegó el momento de la verdad, en el primer hit eliminatorio, Tamalito no sólo fue descalificado de la competencia por no acabar la competencia. El pobre Tamalito murió ahogado en la alberca olímpica de Seúl.

El abuelo de Tamalito también fue famoso, aparece en la espeluznante película de 1932 de Todd Browning, Freaks.



Pero no todo terminó ahí. Hoy, mientras visitaba uno de los portales que me mejoran el humor cuando los godinez hacen de las suyas, encontré esto.




... Sin duda, Tamalito tuvo su revancha.

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Etiquetas: chistes crueles, tamalito